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‘Relojería Muiños’

Proyecto fin de curso de Sabela, alumna de la escuela de fotografía juvenil Ese Sitio

Juan empezó de aprendiz en la relojería cuando tenía 13 años. Él  quería ser mecánico de coches pero en ese momento no había plazas. 

Un día su madre escuchó en la cola del estanco que había plazas para aprendiz de relojería y se apuntó. Un tiempo después salieron plazas para mecánico pero Juan decidió quedarse. Hoy en día es el último relojero de la relojería Muiños. 

La relojería Muiños comenzó en la calle Juana de Vega, que es donde Juan empezó como relojero, pero actualmente está en la calle Orzán.

Juan me cuenta que puede tardar días en arreglar un reloj.

Para ello cuenta con utensilios curiosos que le ayudan a realizar su trabajo

Juan arregla relojes muy antiguos, incluso del año 1800.

Cuando empezó, él era el único aprendiz y los nueve relojeros que había se turnaban para enseñarle el oficio. Juan fué el último aprendiz de la relojería Muiños, lo que le da un valor todavía más especial a su oficio. Aunque le da pena que su oficio no tenga continuidad, habla de toda su vida como relojero con una sonrisa en su cara.

Juan fabricó junto a un compañero un reloj que se ponía en el volante del coche para no tener que mirar hacia un lado para ver la hora, su proyecto llegó a salir en el periódico pero finalmente la marca de coches que se había interesado no aceptó la propuesta. Aún así, Juan recuerda el desarrollo de este proyecto con mucho entusiasmo.

Ha sido muy emocionante que Juan me haya contado su historia para poder hacer este trabajo, hasta el punto que le pregunté si había pensado en enseñar a otras personas su oficio, pero al estar el solo no puede abandonar su trabajo para dedicarse a formar a otras personas.

Autora fotografía y texto: Sabela Traviesas (11 años)

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